sábado, 9 de marzo de 2013

(El diario de los vientos III) Nash y Epolnek

Sin embargo, Nash no sangró. Epolnek pudo dibujar el símbolo sin que el hada nueva se dé cuenta, estaba tentada de terminar con su vida, pero sabía que todos desconfiarían de ella, "Epolnek, la de pensamientos oscuros". Sí, ya había escuchado esas palabras anteriormente y no podía correr el riesgo.
Dibujó el símbolo y se fue. Gratificada por haber dejado debajo de la piel de Nash lo único que podría debilitar su poder...
Finalmente el Sol se despertó y todos despertaron con él. Luego de alimentarse, Nash habló:
-Respetado chamán: si tus conjuros pudieran traer a los leones que antiguamente poblaban esta zona podríamos avanzar con rapidez.
-Los leones son de otro tiempo. Se durmieron, se quedaron quietos hasta cubrirse de arena... La arena se transformó en piedra. Ya no es tiempo de leones, solo nos quedaron sus cuevas.
-Llámalos. Con tu poder vendrán a ayudarnos.
El chamán se alejó, dudando de la intuición del hada. Sin embargo no podía desobedecer sus pedidos Entonces hizo una fogata y pronunciar el conjuro en antiguas palabras.
Más lejos, en la cima de la cueva de los leones, la cabeza de piedra abrió sus fauces y produjo un rugido tan fuerte que el agua del mar retrocedió.
Minutos después un león y tres leonas grandiosas aparecieron en el horizonte. Se acercaron lentamente a Nash y se inclinaron ante ella para mostrar su lealtad.