Viento
en el pecho para frenarnos, viento en la espalda para empujarnos.
Viento en el pelo para enredarnos y viento en los pies para
detenernos. Viento que limpia, viento que ensucia, brisa relajada y
huracán errante. Viento para chicos en las hamacas, viento para
ellas en las polleras, viento para ellos en los overoles. Viento en
el patio, viento en la casa, dentro del armario y en las ventanas.
Viento que vive en esta tierra donde a veces nosotros gritamos a los
cuatro vientos:
“¡Viento
puto!”, “¡puto viento!”