La frustración que corroe las
entrañas,
infesta cada hueso con su hiel
crece como un hijo chupándote la
sangre
hasta ocupar todo tu ser.
La frustración que cambia las miradas,
degrada hasta las mejores intenciones.
Se agranda, invade hasta las uñas de
los pies...
para patear
y escapar.
La frustración que todo lo hace
oscuro,
es una piedra cada vez más dura.
Se prepara para caer...
en tu cabeza
y te mata.