jueves, 16 de junio de 2011

Acariciar las palabras,
tocar las palabras,
elegir una y otra vez diferentes palabras.

Borrar el lápiz, borrar la página
hasta hacer un agujero.
Ver detrás, qué sale… nada.

Al final… no hay nada
solo espero que el silencio venga y me invada.

domingo, 5 de junio de 2011

Qué desesperadamente frío 
es el hálito de la muerte 
que invade el sentido.

domingo, 8 de mayo de 2011

(El diario de los vientos II) La primera luna del hada Nash

Luego del nacimiento, el hada vieja le había dicho a Nash:
–Otras como tú han fracasado. Yo misma he fracasado. No te apresures, cuando llegue el momento del Sol, podrás brillar. Pero recuerda, es sólo un instante, ni antes ni después servirá tu don. Otras como tú han fracasado.
–Otras como yo no han tenido la suerte de contar con tus consejos, hada Kaltenk. Mantengamos la esperanza, al menos hasta que llegue el día de mañana. Esperemos el Sol.
Caminaron un rato sin hablar, Nash fue quien rompió el silencio:
–Debemos ir a la Cueva de los Leones. Allí podremos dormir. Vamos, apresúrense.
Nash había sido contundente. No podían contradecirla.
Una de las hadas, Epolenk,  sabía que el hada nueva tenía más poder, intuía que nunca podría dominarla, pero lo que más la molestaba era el don que había recibido Nash. Ella podía hablar con el Sol, nadie en el Universo tenía ese privilegio. Tenía un poder asombrosamente grande y cuando llegara el momento, el mundo de Viento le pertenecería. La recién nacida no les había agradecido su creación, el chamán se mostraba contento de haber cumplido con su destino y ahora no se preocupaba mucho por lo que les esperaba. No podía compartir con él sus pesares, además, pertenecía a la raza de los hombres del Sur…
La otra hada del aire era un poco más confiable, en realidad había vivido tantos siglos y había visto tantas cosas que nada le sorprendería.
–Kaltenk, –dijo Epolenk en un susurro –Nash no está preparada, tiene mucho poder pero no sabe cómo manejarlo. Tengo un sentimiento de miedo en mi interior.
Pero la anciana la interrumpió secamente:
–No, el hada recién nacida ya es sabia. Sí, es poderosa pero ella podrá cumplir con su destino. Nosotros debemos ayudarla y no dudar de ella.
Se alejó volando y se posó en el hombro del chamán. No quería volver a hablar con Epolenk. Sabía que su mente era oscura.
Llegaron a la Cueva de los Leones, allí pescaron y comieron. La cena no sabía bien, pero a nadie le importaba. Todos tenían frío y estaban muy candados. El chamán pronunció palabras por fin. Luego de hacer fuego, sacó un tamborcillo y entonó rimas enseñadas por las brisas de las montañas. Era un canto alegre y diáfano, el ánimo de todos mejoró durante la noche.
Kaltenk tenía el poder de la transformación, por eso se hizo puma. así podría dar calor a las otras hadas y defender al grupo si surgía algún peligro. Cuando la oscuridad le ganó a la Luna, las tres hadas se durmieron.
Nash estaba agotada, no sólo por la energía que necesitó para surgir en el nacimiento desde la piedra, sino porque el camino desde Punta Norte hasta la Cueva de los Leones era largo y las piedras no facilitaban el camino. Cayó en un sopor profundo y tuvo sueños proféticos.
Epolenk, pese al cansancio, no podía dormir. Esperó a que estén todos durmiendo y se levantó. Había pensado esto todo el día, Nash no era quien debía atrapar el Sol, no era ella… Sacó de su carcaj mágico una flecha con punta negra, sigilosamente se acercó al hada recién nacida y rozó su hombro con el horrible elemento de la muerte.
© Luna Blanco

miércoles, 27 de abril de 2011

(El diario de los vientos I) El nacimiento del hada Nash

Lejos de aquí, muy lejos, se desató una tormenta que duró mas de mil años, la nieve cubría todas las cosas, el Chaltén, era todo blanco, el desierto era blanco, los ríos eran blancos…
Muchos magos, Arunk entre ellos, estaban preocupados, la profecía contaba de un mundo blanco donde se apagó el Sol. Luego de consultar con el oráculo, Dos hadas de aire y un chamán iniciado partieron, sin esperanzas, hacia la tierra del este buscando un lugar donde no hubiera hielo.
No pronunciaron una palabra desde que salieron de la Cueva de las Manos. Caminaron veinte lunas, llegaron cansados, débiles y con los peores presentimientos.
Pero de repente todo cambió…
Una pluma yacía en la playa, el chamán la tomó, las hadas del aire la bendijeron con su aliento y lentamente, entre los tres, dibujaron un Hada sobre una piedra. Cuando ella despertó y apartó su espíritu de la roca habló en una lengua antigua:
-No teman, ha nacido un hada nueva: Nash, el hada del mañana, protectora del Sol y del alba. Velaré todas las noches para seguir el camino del Sol. Saldrá todas las mañanas y su calor tendrá más poder que la nieve. Con el tiempo, se cubrirán de pastos y animales nuestros desiertos. No teman, el sol saldrá mañana.
© Luna Blanco

lunes, 18 de abril de 2011



Miedo

¿Dónde vas mi niño, con pasitos ligeros?

¿dónde vas mi niño con tus manitos abiertas? ¿Qué anhelas?

Tus huellitas en la arena te hacen grande, te hacen hombre.

Si quieres, río contigo, si quieres, lloramos juntos,

pero no te vayas de mi lado a crecer, no salgas al mundo.




¿Dónde vas, mi niño, con paso firme?

¿Dónde vas, con los puños en alto? ¿A qué te enfrentas?

Tus huellas en el árido camino te hacen más grande, más hombre.

Si quieres, lucho contigo, si quieres, cambiamos el mundo.

Tus alas vuelan solas. Ve, niño. El Universo es tuyo.




¿Dónde vas, mi niño, con ese paso trémulo?

¿Dónde vas, con los brazos caídos? ¿A qué le temes?

Tus huellas en la hierba se van borrando.

Si quieres, sostengo tu mano, si quieres, te muestro el camino.

Tus ojos ya han visto todo… no pertenecemos a este mundo.